En el legendario siglo XIX (muy explorado por Lezama), Gustave Flaubert lamentaba que la sociedad del futuro sería protagonizada por gente unidimensional, enloquecida por el eficientismo pragmático y emprendedora de negocios aspiracionales. Desafortunadamente, su brillante intuición se cumplió. Afortunadamente, Daniel Lezama imagina una mítica Compañía de gestión del ser y es uno de esos agentes simbólicos que revierten, en el reino maravilloso de la ficción y lejos del resentimiento, los efectos de ese horrible estigma.